¿Cómo tener únicamente lo que le agrega valor a tu vida?

Kandinsky

Estudio de color con cuadros, Kandinsky, 1913

¿Te has preguntado cuántas de las cosas que te rodean le aportan verdaderamente valor a tu vida? Mientras te cuestiono esto, miro al librero del salón de mi casa, atascado de cosas que han dejado los padres de nuestro casero, cosas que seguramente él no sabe de su existencia, algunas aún con etiqueta o empaque, otras a medio usar, incluso algunas pesetas que se han colado.

Y vaya que te lo dice una acumuladora profesional! Una acumuladora que poco a poco ha ido cambiando sus hábitos compulsivos en pro de su economía y de su entorno.

Primero te diré que para una diseñadora es difícil no verse tentada por la ropa, zapatos, bolsos, joyería y libros, digamos que esto sería considerado como la canasta básica, mientras que una mesa, silla, librero, florero, vajilla, es uno de esos lujillos que en épocas de abundancia se adquirían, quizá alguien con otra profesión no lo entendería pero a nosotros todo esto nos remite a Bruno Munari, Philippe Starck, Eero Arnio, Kandinsky, Elsa Schiaparelli, Yamamoto o Rei Kawakubo, nos trasladan a ese mundo mágico de mentes fascinantes e infinitas posibilidades. Piezas maravillosas que no podíamos pagar y que terminaban en una compra irracional de Zara, Amazon, Ikea, por mencionar algunos sitios, motivados por la mercadotecnia y el consumismo.

Y mientras diseñaba joyería a la que le ponía todo mi corazón, joyería que tardaba 6 meses en conceptualizarse, que se realizaba en colaboración con artesanos y con materiales de excelente calidad, me preguntaba ¿Porqué comprar una prenda de Yamamoto si por el mismo precio me podría comprar unas 10 de fast fashion?Ahora te podría decir que no hay comparación, la pregunta está de más, pero cuando vienes de una familia en la que hubo carencias económicas, el tener más es un objetivo de vida.

No fue hasta que tuve una tienda y viví de ella que comprendí los costos necesarios para producir un vestido o un collar y que comencé a consumir aquello que vendía. No fue de la noche a la mañana pero ¿como podía vender diseño y no comprarlo?. Y creo que todo va relacionado a la manera en que vemos la vida, ¿recuerdas cómo nuestros padres elegían ésa prenda para un día especial o cómo nuestras madres no usaban ciertos zapatos porque se gastaban y el día a día iban con algo más sencillo? Como si las cosas no fueran para gastarse y el valor de los días no fuera el mismo.

Pasé años pensando que las prendas de Carla Fernández eran impagables y jamás podría tener una aún con lo mucho que admiraba su trabajo y conocía su proceso. Recuerdo que en una conferencia que di en una Universidad me preguntaron ¿qué marcas mexicanas consumes?, me quedé en blanco, ésa diseñadora que hablaba frente a un gran público no invertía en aquello que pregonaba. Y fue así que después de ser cuestionada frente a un montón de desconocidos, decidí comprar solo aquello que aportara valor a mi vida, aquello que me provocara una sonrisa, que me recordara un lugar, que apoyara a un colectivo, una familia o un pequeño taller.

Pasé de montañas de cosas desechables a una selección de artesanía y diseño mexicano, español, no importa la nacionalidad, pero que sabía se producía de manera ética, en pequeña escala y con toda la pasión.

Ha sido un proceso largo en el que sigo caminando, aprendiendo de dónde vienen las cosas y qué es lo realmente necesario, disminuir la cantidad y aumentar la satisfacción, una vida con intención. ¿Mi siguiente reto? Irme desprendiendo de aquello que solo roba espacio, donarlo o venderlo y conservar lo verdaderamente significativo.

Finalmente, si eres de aquellos afortunados que aún con la pandemia cuenta con un ingreso, te invito a invertir en aquello que consideres valioso y apoyar a otros, ya sea desde tu comida hasta tu vestido, elige de manera consciente y haz un gran cambio.

Foto: Jumper de Carla Fernández / Huaraches para hombre del Mercado de Tlacolula, Oaxaca.

Leave a Reply